2012 Piscinas, sacos de dormir y árboles temblorosos: buscando el placer en el aprendizaje a través de lo narrativo
Hace unas horas que acabo de salir del cine. Mis hijas no han parpadeado, han contenido la respiración, se han proyectado en la protagonista y, por supuesto, han aprendido. Creo que uno de los retos más importantes que tenemos como educadoras y educadores del siglo XXI es volver la educación una fuerza narrativa, retórica, que conecte con los mecanismos del placer, de la sorpresa y del drama (en el sentido peliculero) y desterrar de la educación el aburrimiento, el embotamiento de los sentidos y el dolor. La industria del entretenimiento lo tiene muy claro: la única forma de que alguien se gaste dinero en un videojuego, en una serie o en una peli es uniendo los contenidos con el placer y ¡vaya si lo consiguen!, así que quizás deberíamos utilizar sus mecanismos para desestabilizarlos y volver a conseguir el PLACER DE APRENDER.


A las 12 empezó una charla a la que se acercaron los cerca de 60 estudiantes congregados en las jornadas. En este caso la narratividad no la creamos solo a través del contenido sino transformando el formato del evento pues les pedimos a los participantes que se trajesen sus sacos de dormir y se relajasen en el suelo y claro, esta rotura narrativa funcionó: se diluyeron las barreras y la efervescencia que se creó me impidió hablar ya que los estudiantes tomaron la palabra y dieron ellos la conferencia: se convirtieron en los protagonistas invirtiendo la jerarquía de la participación.
¿Qué hubiera ocurrido si en vez de sobre el pelo, las manos, los zapatos y los DNIs hubiésemos descrito a palo seco lo que son las pedagogías invisibles?¿Qué hubiera ocurrido si en vez de ofrecer la posibilidad de asistir envuelto en tu saco hubiésemos obligado a los participantes a permanecer sentados sin moverse y sin hablar las dos horas de las que disponíamos y las hubiésemos utilizado para enumerar una retahíla de temas sin más?
Quizás el aprendizaje no hubiese ocurrido, ni las ganas que vimos, ni los cuerpos tensos que querían participar levantando la mano con evidente placer porque quizás por fin estaban aprendiendo.
Saltemos a la piscina. Saltemos a lo narrativo.
GENIAL y punto. Os sigo
María.. tenerte allí no solo fué un lujo: Además un verdadero placer. Y el placer no se olvida… es LA GRAN FUENTE DE APRENDIZAJE -yo creo que la única- que algunas personas saben producir. Enhorabuena por ser una de ellas. Y gracias por dejarte liar.