Educar a La Manada: aprender a pensar como razón de la educación artística en el sistema educativo

Me gustaría hacer el ejercicio de intentar recomponer la educación que han recibido los protagonistas del último escándalo judicial que nos asola. Me gustaría pararme un momento para reconstruir este sistema educativo en la que niños y niñas están siendo educados, en cuyas aulas pasan trece años, sentados en incómodos pupitres ocho horas al día, y donde parece que escuchan, toman apuntes y, probablemente, aprueban los exámenes.

Un sistema educativo que, junto con el peso de otros muchos dispositivos, no es capaz de enseñar lo más importante que alguien puede aprender siendo joven: aprender a ser capaz de pensar por uno mismo para inscribirse en la realidad y transformarla. Un sistema que, tantos años después, sigue sin saber enseñar a pensar, sigue sin llevar a cabo el fin último de la educación, al haber sido privada del desarrollo del pensamiento crítico que nos conduce a la emancipación intelectual necesaria para vivir con los otros.

Un sistema que sigue perpetuando una educación artística desconectada de la realidad social, cuando quizá sea esta la única área curricular que pueda conectar a los estudiantes con la capacidad para desarrollar el pensamiento crítico visual que les haga entenderse como ciudadanos e impedir actos de violencia extrema como a los que asistimos.

Porque la educación artística no puede seguir consistiendo en hacer manualidades: ha de consistir en aprender a pensar sobre lo que nos rodea, problematizar lo que nos es dado y constituir, desde ahí, un pensamiento no tutelado. La educación artística debe crear el ecosistema intelectual, conectado con las imágenes pero prolongado en todas las esferas del pensamiento, que imposibilite actos de violencia salvaje, sea cual sea su procedimiento y su forma.

La educación artística no puede consistir en seguir haciendo murales de hojas en otoño ni en modelar un cenicero el día del Padre: ha de provocar en cada ser humano el deseo de pensar que nos ofrezca la posibilidad de generar un pensamiento propio e independiente; un pensamiento que nos prepare para construir saberes, en clara relación con la cultura y las representaciones visuales, que no estén mediados por nadie más que por nosotros mismos. Procesos que nos preparen para vivir de otro modo, para decidir qué queremos o qué no queremos hacer, valorando cuestiones éticas en nuestra toma de decisiones, altamente contaminadas por los presupuestos estéticos de la publicidad.

La educación artística no puede consistir en hacer un collar de macarrones: ha de acercar a la escuela aquellos discursos visuales que no son accesibles pero que son necesarios, relatos que nos proponen modos de vida alternativos a los que privilegian los medios y que nos alertan tanto de la violencia simbólica como de la real, esa que se repite hasta convertirse en norma. Ha de consistir en aprender a disfrutar de lo complejo, lo raro, lo lento y lo feo, y en preguntarnos por qué razón intentan que solo disfrutemos de lo simple, lo estándar y lo rápido, y de un tipo de belleza canónica imposible.

De manera significativa, en un momento histórico en el que las imágenes están furiosas y no existe ningún freno ante la violencia que expande la pornografía mainstream heteronormativa, también quiero pensar que muchos de nosotros no hemos tenido la posibilidad de disfrutar de una educación artística que nos enseñe a cuestionar ese lugar de violencia real al que las representaciones visuales nos han conducido.

Recordemos que, en España, la educación musical y visual en la educación primaria ha sido aniquilada del currículum escolar. En el preciso momento en que las imágenes furiosas nos están enfureciendo, en el momento en que la insistencia de las redes multiplican su fuerza y su potencia anti crítica, justo en ese momento, alguien decide que la educación artística solo sirve para «distraer».

Aprender a pensar a través de las imágenes y aprender a pensar gracias a las imágenes; ser capaces de decidir de forma autónoma qué es lo que deseamos, qué es lo que queremos hacer: esta es la razón de ser de la educación artística en la escuela. Para que aprendamos no solo a analizar formalmente los mundos visuales que nos rodean, sino también a pensar que las violaciones grupales no consisten en el juego estético que esos mundos visuales nos proponen.

Todos nosotros hemos hecho murales para la fiesta de la primavera, hemos hecho dibujos para el día de la Madre o hemos coloreado sin tregua círculos cromáticos en la etapa de la ESO, de manera que pensar de forma autónoma, reflexionar sobre la cultura visual que consumimos o preguntarnos sobre las prácticas habituales en el porno mainstream son procesos que quedan en suspenso, desplazados por las manualidades cosméticas, las asignaturas «duras» y los privilegios de los temas científicos.

Educar a La Manada es la única herramienta que tenemos para que la barbarie no continúe; educar, precisamente, en ese grupo de asignaturas que permanecen marginadas y que, paradójicamente, son las que nos salvan, nos preparan y nos empoderan como personas. Porque, más allá de sentencias justas y jueces honrados, lo verdaderamente importante para frenar la violencia es fomentar una educación emancipadora devolviendo las artes al centro del sistema educativo.

13 Comments

  • Jeanne dice:

    Hola María,
    Me parece muy interesante tu reflexión, pero creo que es un tema mucho más complejo como para enfocarlo desde la educación artística en las aulas.
    ¿Qué hacen los niños y niñas cuando salen de las escuelas? ¿Qué estímulos tienen a su alcance? ¿Y quién estaría educando en las aulas?¿Profesores y profesoras motivados o, por el contrario, poco valorados socialmente?
    Vengo del mundo del arte y creo en una educación artística conectada a la realidad social, pero en este caso me parece que hay factores urgentes: que se cumpla la normativa televisiva en cuanto a la violencia, que se promuevan iniciativas que hagan compartir a los niños y niñas experiencias con grupos sociales totalmente distintos a los que pertenecen, que conozcan las historias de las víctimas, incentivar a las familias… No creo que lo realmente importante en este asunto sea devolver las artes al sistema educativo tal y como leo en la conclusión, aunque sea un factor fundamental que ayude a promover nuevos valores y a recuperar la tan necesaria reflexión.
    Un saludo

  • Marisol Barquero dice:

    Excelente, estoy totalmente de acuerdo, soy artista plastica actualmente y fui la eterna niña con deficit atencional. El sistema educativo es obsoleto y retrograda, me costó montones encontrar trabajo xq simplemente la educación publica y la Universidad no enseñan acerca de la vida real, es como un placebo p hacernos creer q sabemos algo, q en resumidas cuentas no sirve p resolver un problema meramente humano y cotidiano. Como educadora me abro a desaprenderme en cada clase q doy y a reestructurarme xq cada ser humano es diferente, merece atención y respeto, gracias x este texto!

  • Cuánta razón tienes María. Yo hace años que defiendo los mismos postulados y espero que en algún momento lo que reivindicamos no caiga en saco roto. Realmente estamos mucho peor que antes en una cuestión crucial para la formación de los individuos como personas completas, en todos los sentidos

  • Pedro Pizarro dice:

    Un análisis muy certero. La educación hay que cambiarla de arriba a abajo.

  • Emilia Salas dice:

    Hola. Lao mayoría de profesores de Visual i Plástica, aúnque tenemos muy pocas horas contempladas dentro del mapa educativo, ya no hacemos trabajos manuales para el día de la madre ni collares de macarrones. Hace muchos años de eso. Intentamos entender y enseñar los secretos del color, la perspectiva y el significado de los objetos empleados en publicidad, y el arte, las Vanguardias, lo que fueron… etc, etc. Y sí, se nos escapan alumnos con ideas machistas, que pululan en nuestras clases, y al los que intentamos corregir, aunque no seamos nosotros los únicos responssables, por supuesto. Sumas las horas de EVP en la ESO y no da para corregir a varias manadas.En este artículo no se menciona ni a los padres, ni a la familia, ni al vecino machito y por supuesto también existen los otros profesores, de otras materias que luchan como nosotros contra esas manadas que nacen en senos de familias que ahora no voy a juzgar.

  • Azucena Molina dice:

    Perfecto y claro. Con vuestro permiso,compartiré.

  • Es un mensaje elocuente y fuerte, la verdad es que en ciertos momentos, mientras hacia la boba viendo las noticias sobre “La manada” llegué a confundirme y cuestionar si fue realmente un abuso sexual o no, luego pensé más fielmente a mi misma :lo que importa es el contexto, el contexto! la verdad es que “eso” ocurrió en un lugar determinado, en un momento determinado y desgraciadamente en un contexto social y cultural lamentable que intenta explotar situaciones incontrolables fundamentadas en el turismo.
    Esa situación me hizo sentir vulnerable de manera ajena hacia aquellos mensajes visuales que se nos presentan día a día.
    Con tu artículo he logrado reafirmarme en mi opinión.
    Gracias por como piensas, inspiras con tus palabras y alientas con tus pensamientos.

  • Liliana Ramírez dice:

    Excelente!! Me has llegado al corazón ❣ soy docent de artística y estoy de acuerdo con cada una de tus palabras…. más pensamiento crítico. Gracias ?

  • Rocío dice:

    Cuanta razón y sentido común. El problema que al poder y al sistema liberal heteropatriarcal no le interesa que las personas desarrollen pensamiento crítico, humanista e independiente por lo que utilizan la educación para adoctrinar personas y mantener su poder. Por eso es importante que el colectivo de profesores tome conciencia y por lo menos desde sus aulas, dentro de las escasas posibilidades que les dejé el sistema, trabajar en eses sentido.
    Incomprensible que en educación infantil, por lo menos en clm, haya dos horas de religión y una de psicomotricidad. Cuándo saldrá la iglesia de la educación.
    Felicidades por tu articulo, totalmente de acuerdo con tu reflexión.

  • Carlos dice:

    Hay un aspecto muy importante que apenas se comenta y que está influyendo muy negativamente en la percepción (muy equivocada) que muchos adolescentes y jóvenes varones heterosexuales tienen del sexo y, por tanto, de la relación con chicas de su edad: EL PORNO MACHISTA.

    Un vistazo por muchas páginas de contenido pornogràfico (si, TODOS los jóvenes ven porno) plantea una gran mayoría de historias sexuales en las que la mujer es no sólo un objeto, sino un objeto maltratado, humillado y ofendido; y podemos ver infinidad de vídeos con argumentos muy similares – por no decir idénticos y con independencia del “consentimiento” de la protagonista femenina – a situaciones como la que realmente se produjo en Pamplona con estos individuos que, es muy probable, crean que la barbaridad que ha de costarles la cárcel, es “normal”.

  • Alessandra Rosa dice:

    Muchas Gracias por isso.

  • Sergio Garcia dice:

    Interesante opinión de cómo la educación, y no sólo la artística debe velar por erradicar la desigualdad de género, y cualquier desigualdad, pero que también es campo de trabajo para las familias y la sociedad. A todos y todas los y las que comentan me gustaría saber qué opinión tienen de los docentes. Los respetan, los apoyan… porque la educación, y de calidad, no puede trabajar sin ese apoyo que es más vital que el de las políticas educativas. Apoyen al docente y empezaremos a cambiar cosas…

  • Jesús dice:

    No hay forma de educar para pensar libremente. Cualquier propósito de educación incorpora la “domesticación” a unas ideas. Defender éstas ideas como ideales es una forma de marginar sus contrarias (por diferentes). Lo de la manada es tan elemental como su comportamiento. Pretender resolverlo con educación artístico-plástica es mirar por la cerradura de la puerta del propio pensamiento. La manada carecía de algo muy elemental: empatía. Algo parecido a pensar que cualquier persona en cualquier situación puede ser nuestra madre, hija, hermana, sobrina, o hija de nuestro mejor amigo. Y no creo que éso tenga solución con el sistema actual. Como tampoco lo tiene el maltrato de género. Son,simplemente, daños colaterales de una sistema endogámico basado en su propia supervivencia cuyos rasgos característicos incluyen el matrimonio, el amor eterno, la religión, los toros y, sobre todo, el sentimiento de pertenencia, sea a un pais, una raza, o una cultura determinada…ese orgullo inoculado desde el nacimiento para soportar cualquier contingencia existencial.

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