De la cárcel a Starbucks. Sobre la arquitectura, el diseño de espacios y de mobiliario como elementos clave en el cambio de paradigma en educación
Tengo sentimientos encontrados con respecto al gigante norteamericano Starbucks: no me gusta nada su café, pero me encanta estar allí sentada horas y horas. El uso de colores tierra, la moqueta, el aroma y, sobre todo, los enormes sofás orejeros que configuran el mobiliario de este lugar, hacen que me sienta cómoda, casi como en casa, de manera que el producto es lo de menos (además de carísimo, el café me parece malísimo) pero en mi inconsciente queda grabada esta atmósfera de confort y por mucho que mi parte intelectual critique tanto el café como la estructura empresarial de la marca, irremediablemente me dirijo allí cuando quiero trabajar de manera relajada y la verdad es que me cuesta mucho salir.
El éxito mundial de Starbucks no se debe al café: se debe al inteligente uso del espacio y del mobiliario. Howard Schultz, su omnipresente CEO, tuvo la genial idea de trasplantar el confort doméstico, con sus alfombras, su iluminación tenue, sus colores cálidos y revestimientos texturados, a sus cafeterías, en un momento en el que la competencia utilizaba esas mismas herramientas para expulsar al consumidor cuanto antes del recinto comercial a través de colores saturados, iluminación directa y texturas plasticosas (pensemos en un McDonald’s).
Pero ahora, conectemos con lo que nos importa. Estos últimos meses, en los diferentes lugares que visito, existe una inusual preocupación por estos temas en relación con la educación. Tanto en España como fuera de ella, se suceden congresos, reuniones, jornadas… En una de estas reuniones con profesores, directores, inspectores y otros agentes implicados, una de las asistentes contó una anécdota que representa muy bien la situación: Marta nos contó como una mañana de verano los pintores que habían contratado en el centro educativo que gestiona, no llegaban. Tanto ella como su equipo estaban cada vez más nerviosos hasta que al final, los pintores aparecieron. La excusa que dieron por su retraso tenía que ver con que habían cometido un error al recoger los catálogos ya que guardaban juntos los catálogos de pintura para colegios con los de pintura para cárceles…
El imaginario de cómo debe ser un aula es una construcción visual profundamente arraigada en nuestro interior: esas mesas verdes (¿quién ha elegido ese verde que se configura como el epítome del color escolar tanto en España como en América Latina?) junto con esas sillas verdes que impiden de manera absoluta cualquier confort, cualquier postura sana, cualquier movimiento… La mesa del profesor enfrentada a la de los estudiantes ocultando un proceso de violencia simbólica con profundas connotaciones relacionadas con usos antidemocráticos del poder. Un suelo de loseta que impide su uso, que impide descalzarse, sentarse en él; un suelo bañado por una luz dura y eléctrica, casi quirúrgica, alejada completamente de sensaciones como la seguridad y el confort. Y un mobiliario muy bien diseñado para NO aprender, diseñado para ingerir información, vomitarla y olvidar, para aburrirse en clase, para negar al cuerpo, para contemplar la nuca del compañero de delante e impedir cualquier proceso participativo y de colaboración. Porque, no lo olvidemos, no es que el mobiliario y uso del espacio tradicional esté “mal” diseñado, es que está diseñado para el aprendizaje de la obediencia y el cumplimiento, y para la ausencia del pensamiento crítico, la creatividad y la independencia.
La pregunta que creo que es necesaria que nos hagamos es si es posible innovar en las metodologías, introducir la tecnología, trabajar por proyectos, impulsar el aprendizaje cooperativo… sin innovar también en el diseño del espacio y del mobiliario. Preguntarnos si son realmente necesarias las sillas y las mesas en el aula las veinticuatro horas del día o por qué razón no se ven como correctos en un centro escolar los colores brillantes e inspiradores que se utilizan en otros espacios y se usa el blanco y el verde ministerio (agradezco mucho la clarividencia de este término a Javier Bahón) como única opción cromática. Por qué no hay sofás ni elementos blandos, sino sillas incómodas y duras.
Hay varias razones por las que todo esto ocurre en las aulas. Una de estas es que la AEI (arquitecura+espacios+interiores) es INVISIBLE, no se contempla como un factor importante en educación: pintar las paredes de determinado color, poner tarima en el suelo o seleccionar un mobiliario diferente, se entienden como procesos meramente decorativos que no tienen nada que ver con la construcción del conocimiento. Este factor es especialmente sorprendente cuando vivimos en un momento social en el que la AEI es relevante para todo lo demás: los comercios de cualquier índole, los aeropuertos, los museos, los polideportivos, las discotecas, los bancos y las oficinas, todos los lugares públicos (y por supuesto, también los domésticos) invierten gran cantidad de sus recursos de todo tipo (y especialmente los económicos) en ser lugares que conecten con las personas que por ellos transitan.
La Psicología del Comportamiento del Consumidor, esa ciencia misteriosa que gobiernas nuestras vidas, establece pautas muy precisas tras elaborar investigaciones exhaustivas en todos los sectores de la vida humana, menos en el sector de la educación. Esta ciencia establece pautas muy concretas como qué estanterías del supermercado son más rentables que otras (las que están a la altura de los ojos fundamentalmente), qué colores consiguen que nos vayamos cuanto antes de un restaurante (los colores hiper saturados de un MacDonald’s claramente) y qué sistema de iluminación consigue que el pescado podrido parezca fresco. Me pregunto por qué nunca se ha realizado estos estudios en educación.
Un segundo factor que impide el desarrollo delAEI en los entornos educativos consiste en establecer las pautas de implementación basándonos exclusivamente en factores de homologación, durabilidad e higiene que revierten en la ausencia de recursos económicos. El catálogo de excusas de las escuelas para no realizar ningún cambio es interminable, encabezado por cuatro frases mágicas: la inspección no nos deja, los alumnos lo destrozan todo, se ensucia muy rápido y no tenemos dinero.
“La inspección no nos deja”. El tema de la inspección y las leyes estatales y regionales sobre el AEI son un verdadero misterio, están presentes y dominan la escena para imposibilitar los cambios pero NADIE SABE DÓNDE ESTÁN. Son una especie de “censura” que impide el cambio, pero más como una excusa para no hacer nada que como una realidad tangible y demostrable.
“Los alumnos lo destrozan todo”. Los criterios de durabilidad e higiene por encima del criterio de confort es una de las razones por la que los pintores que contrató Marta confundieron los catálogos de cárceles y escuelas. La percepción de los estudiantes como vándalos y la durabilidad del equipamiento no pueden ser los únicos criterios de selección para unos muebles con los que seres humanos en desarrollo interactúan durante tantas horas al día. Por esta razón nadie tiene en su casa ni las sillas ni las mesas verde ministerio.
“Se ensucia muy rápido”. La limpieza es importante, pero no puede ser un factor que lo determine todo, hasta la elección del color, porque el verde ministerio solo se basa en un criterio de higiene al ser un color donde las manchas se “notan menos”.
Y por último, el tema económico “No tenemos dinero”. No es que los contextos educativos no dispongan de recursos económicos, es que invertirlos en cambiar espacios y mobiliario se entiende como algo frívolo, se contempla como un gasto en vez de como una inversión, una inversión tan importante y necesaria como el cambio metodológico, la inversión en tecnología o la formación del profesorado.
Si es nuestro deseo realizar el cambio de paradigma en educación, debemos de visibilizar como uno de los factores más importantes la transformación de espacios y mobiliario. Porque este cambio ha de ser holístico: hay que cambiar las metodologías, la evaluación, los sistemas de reparto de poder, los instrumentos, pero todo ello hay que hacerlo cambiando los espacios y entendiendo este cambio como una inversión en vez de como un gasto. Quizás en el mismo día un estudiante ha de intercalar un proceso de trabajo individual, con un proceso de trabajo en grupo, para continuar con un proceso de escucha en gran grupo, para lo cual tal vez unas gradas/escaleras sean suficientes.
Aunque en la educación secundaria y en la enseñanza pública es donde más grave es el problema del desfase, afortunadamente en los últimos meses se está visualizando la importancia que tiene el diseño de espacios y mobiliario en los contextos educativos. La influencia de proyectos como The Third Teacher o el trabajo de la diseñadora Rosan Bosch (artículo en El País) demuestran que es imposible hacer el cambio de paradigma en educación sin atender al AEI: trabajar por proyectos, invertir la clase, desarrollar la intriga, lo impredecible, la conexión con el exterior…, todos estos cambios pasan por replantearse arquitecturas, espacios y mobiliario. Si somos capaces de visibilizar esta necesidad, quizás en un futuro no muy lejano dispongamos de miles de escuelas donde los estudiantes, los profesores y los equipos directivos no deseen salir, tal como me ocurre a mí cuando voy a Starbucks.
* Todas las fotografias de este post son de Kim Wendt.
Proximos eventos sobre Arquitectura, diseño de espacios y mobiliario:
constru[cc]iones 19 de mayo en MediaLab-Prado. Jornadas. Mas info aquí
Diseñar en educación ¡sí que importa! 25 Mayo en TeamLabs Madrid. Evento abierto hasta completar aforo. Mas info aquí
De-Construir. El espacio como herramienta de transformación en el aula . Curso de formación del profesorado. 5 al 8 de Julio en TeamLabs Madrid
Cohabitar Entre. Emergencias institucionales, practicas artísticas y procesos colectivos. Exposición en Fabra i Coats. Barceona. Del 7 de Mayo al 4 de Septiembre en Fabra i Coats (BCN) Mas info aquí
El articulo plantea una problemática fundamental y da cuenta de la escasa importancia dada al ambiente, infraestructura y mobiliario como variables didácticas. Con respecto a la pregunta ¿ por qué nunca se ha realizado estos estudios en educación?, quiero aportar que existen estudios muy interesantes sobre infraestructura escolar y educación a partir de una linea de investigación de las escuelas infantiles de Reggio Emilia en Italia, hoy consideradas las mejores del mundo.
Atte.
Dra. Maria Mercedes Civarolo
Con el texto se logra evidenciar que los espacios se deben diseñar según las expectativas de uso de los mismos, en esa medida y a partir de la experiencia que se tiene desde la fundación donde trabajo, es claro que cuando los espacios educativos se diseñan y construyen según necesidades identificadas en la comunidad, se logra, por un lado tener un espacio qué responde a los intereses y necesidades de las comunidades impactadas y por otro facilita los procesos de sostenibilidad de los espacios, garantizando que la inversión permanezca en el tiempo (Al sentir los nuevos espacios propios, seguro lo cuidan como algo suyo). Pensar en una nueva distribución, ambientación y administración de los espacios educativos, nos permite transformar procesos educativos en nuestro País
Es triste ver la poca o nula importancia que se les da a los espacios de aprendizaje. En México es muy difícil conseguir muchos de los muebles y objetos para generar espacios como los de las fotos. Más allá de la necesidad de generar espacios tipo “Starbucks”, veo como primordial el dar a los alumnos y profesores la opción de diseñar sus espacios, no con muebles suecos de último diseño, sino con materiales, objetos, colores, que les sean personalmente significativos.