2013 De la isla al nodo: la rEDUvolution en Lima. Por Clara Megías
Escribo este post en Lima, cuando me quedan pocas horas para regresar a Madrid. Jamás imaginé el pasado agosto cuando vine por primera vez que en tan poco tiempo iba a poder pasear por las calles de Barranco. Esta vez vine en verano y la ciudad luce muy distinta. El sol se deja ver entre las nubes y la ciudad brilla llena de energía.
Mi segunda visita a la ciudad comenzó cuando Moisés y Enrique de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP para los amigos) me escribieron para invitarme a diseñar un seminario interno para profesores de la Facultad de Arte con un objetivo muy especial: reflexionar sobre las metodologías pedagógicas que se emplean en esta institución.
De este modo nació DE LA ISLA AL NODO, un encuentro diseñado para tender un puente entre la realidad de los alumnos y la de sus profesores. El análisis de las pedagogías invisibles, la cultura visual y el arte actual se convertirían en la herramienta indispensable. Y todo ello con la indispensable ayuda de María Acaso que, aunque no viajamos juntas en esta ocasión, su contribución es la base del diseño de los materiales que utilizamos para sembrar la semillita de la rEDUvolution allá por donde vamos.
Al llegar a la Facultad de Arte me encontré con un fabuloso edificio en construcción. La PUCP está creando una nueva facultad que los profesores del ciclo de Estudios Generales (los dos primeros años de formación en arte) ya están habitando. Moisés y Enrique me ayudaron a transformar el espacio del aula que iba a ser nuestra morada durante estos tres días: como detonante creamos una escultura improvisada formada por sillas apiladas en el centro que funcionaría como metáfora de lo que iba a pasar a continuación (poner la facultad patas arriba).
Nos presentamos uno a uno y enseguida descubrí algo que me sorprendió: todos los profesores de la Facultad han sido alumnos de la misma institución. Se presentaron como una gran familia compuesta por varias generaciones donde convivían profesores que habían sido alumnos y profesores del resto. Charlando sobre esta particular equipo de trabajo enseguida dimos con el tema central de los debates que se llevarían a cabo durante el encuentro: los alumnos de estudios generales muchas veces se manifiestan desmotivados. En los últimos años su perfil ha cambiado completamente, ya no son el mismo tipo de alumno que fueron los profesores cuando estudiaban.
Por este motivo comenzamos analizando cómo son los nuevos alumnos y el mundo en el que han crecido que se caracteriza por el hiperdesarrollo del lenguaje visual y las tecnologías y la espectacularización de la experiencia. La facultad debe incorporar estos aspectos para no estar “aislada” del resto del mundo y convertirse en un “nodo” de realidades.
Llegó el momento de analizar las pedagogías invisibles de la Facultad: mediante un exhaustivo reportaje fotográfico de los detalles del centro analizamos aspectos como la violencia simbólica (las relaciones de poder que se establecen entre profesores y alumnos), la opacidad de las pedagogías invisibles (detrás de una supuesta funcionalidad se esconden significados latentes), los lapsus psicológicos (aquello que se ha olvidado incluir en el nuevo edificio), la direccionalidad (quién es el alumno ideal de la facultad) y la performatividad (cómo afecta todo esto en el comportamiento de alumnos y profesores). Los profes de la PUCP hicieron un valiente ejercicio de autoanálisis y no tuvieron pudor en analizar aquello que se dieron cuenta que podrían transformar. ¡Óle por ellos!
El segundo día nos centramos en buscar estrategias para adaptarnos a la realidad de los alumnos: discutimos sobre la presencia de la cultura visual en las aulas, el arte tecnológico y el arte participativo como contenidos que pueden servir para construir este puente. Llevamos a cabo una acción simbólica que tenía como objetivo probar qué sucede cuando empleamos la performance como estrategia educativa: creamos pequeñas figuritas de origami para intercambiar con los alumnos que asistían a un curso de Historia del arte del s.XX. Los profes irrumpieron en un aula teórica y pidieron a los estudiantes que les dieran algo a cambio de las figuritas de papel que habían creado. Los alumnos, sorprendidos y quizá demasiado complacientes obedecieron ofreciendo a sus profesores pequeños tesoros que guardaban en sus bolsillos y mochilas.
Esta acción sirvió de preámbulo para la presentación del proyecto ESTO NO ES UN CLASE que llevamos a cabo el pasado curso en la Faculta de Bellas Artes de la Complutense. ESTO NO ES UN CLASE es un proyecto que tuvo el objetivo transformar el aula en una comunidad de aprendizaje y para ello nos servimos de numerosas acciones que transformaban la arquitectura pedagógica habitualmente centra en la figura del profesor. Partiendo de la experiencia que vivimos en la Complutense, hablamos largo y tendido sobre las relaciones de poder entre alumnos y profesores y enlazamos con la necesidad de crear proyectos de investigación que nos sirvan para mejorar nuestra propia práctica docente.
Había llegado el turno de la investigación. El último día del seminario lo dedicamos a reflexionar sobre los sistemas de evaluación, calificación y su relación con la investigación. Y todo a través una acción que se ha convertido en un clásico de nuestros seminarios: la degustación y posterior calificación de delicias gastronómicas que los profesores habían traído para desayunar. Cada profesor debía colocar a modo de bodegón la comida que había traído y acompañarla con un cartel con su nombre para que el resto pudiera calificarla.
Al final hicimos una gran matriz en la pizarra para comparar todas las notas y criterios de calificación: nos dimos cuenta de que cada propuesta alimenticia destacaba según distintos criterios y que si estos criterios se hubieran fijado con antelación la variedad de las propuestas hubiera sido mucho menor. Cuanto más cerrados son los criterios de calificación menos ricos son los resultados. También hablamos sobre si debemos tener en cuenta el contexto de cada estudiante yo si debemos comparar sus trabajos con el resto de la clase. Fue un debate muy nutritivo acompañado de sabrosos bocados peruanos e internacionales.
Y para terminar reivindicamos que las artes son un medio de investigación y evaluación independiente de la investigación en humanidades. En nuestra mano está crear argumentos para mostrar al resto de investigadores el valor de nuestras metodologías: el arte es una manera de comprender e investigar sobre el mundo que no debe ser medida por los parámetros de otras disciplinas.
Me siento muy orgullosa de haber podido formar parte de este encuentro. He aprendido muchísimo con los profesores de la PUCP que han demostrado ser muy generosos y sinceros a la hora de compartir sus problemas y necesidades conmigo. Espero que este seminario haya servido de punto de partida para crear un grupo de reflexión e investigación. Muchas gracias a todos los participantes y recordad: ¡es el momento de comenzar la rEDUvolution limeña!
¡Muy interesante! Clara…estoy deseando que vengas de visita por la UAM para contárnoslo personalmente.Un abrazo, Ángeles
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Oops! Borré mi propio comentario. Lo dicho, espero q hayas disfrutado de Lima! Mi ciudad natal. Me causa nostalgia y a la vez alegría pensar en que el mundo es un pañuelo! Pensar q yo iba a estudiar en pa PUCP!